Stop!
Apagón de libros. Se abre el sol, incitado a gritar lo
que se silencia. Las paredes iluminadas
por el sol, arden escritas.
Aun si es de día o de noche la ciudad comienza a latir
en verbos, las voces empiezan a decirse, no pueden callar.
Todos son sinónimos de vida, de aire, de dolor, de
placer, de drogas, de sexo, de masoquismo, de melodías.
Y desde las raíces del suelo todo es Poesía, la taza de
café, el diclofenac para el dolor, la receta archivada de rivotril, el átomo
desinflamante, el sexo instintivo, la
luna nueva, la luna llena. Los cartoneros quemándose de frío en la noche, la
vieja de enfrente que barre, las minas cuarteteras, los chabones
pseudo-intelectuales, los zapatos y lentes vintageros. Es la mina 90-60-90, la
gorda mórbida, el musculoso trabado, los carnívoros, los veganos. Es un rasta, un punky, un heavy, un
hippie, las polleras y escotes, son poesía. El cine oriental, un recital de los
redondos, la orquesta sinfónica, los músicos callejeros, “el yeyo “, “ la mona“ cantando para miles,
las feministas en tetas gritando por sus derechos, un gay besando a otro, el
vino, el vodka, la birra, el faso, el agua sin cianuro.
Los mensajes de texto en las noches desesperadas, un
monólogo, el diálogo, un discurso, el silencio, una orgía oral. Las palabras
seductoras, el pésame, los gemidos, los orgasmos, las puteadas, los gritos.
La poesía no tiene códigos, no los respeta es un
curriculum de vida; es un abrir y cerrar los ojos y una eternidad, es quien
escribe mierda, es quien no sabe
escribir, es quien canta, quien hace música, quien la escucha.
La poesía desviste al libro, lo tritura en mil pedazos
como ácaros volátiles, y silenciosamente sale a la calle, es de la calle, vive,
se dice y comienza a ser una verboragine
de poesía.
Nadie es poeta todos lo somos.
me encanta tu blog
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